BACKYARD
BACKYARD
2015-2016
Si la pintura fuera ciudad.
A menudo, la acción de pintar se me presenta como un ejercicio de divertimento, donde pongo y tapo una y otra vez, en una búsqueda de texturas y colores que llamen mi atención; una combinación que represente aquello que me haya conmovido.
Voy aportando capas al soporte construyendo la imagen desde una base más menos homogénea que yo mismo preparo, y mientras lo hago, me doy cuenta que la pintura está sucediendo.
Últimamente observo como la gente interactuamos con las ciudades; las llenamos de información que tiene los minutos contados; y una y otra vez la tapamos para volver a poner algo nuevo.
Carteles arrancados para publicitar el pasado en locales cerrados, deshabitados, otros nuevos cada día.
Muros llenos de firmas y grafitis tapados y vueltos a pintar, vecinos que recubren estas marcas en un intento desesperado por regresar el color inicial de sus fachadas, y que se convierte en una quimera cuando el tiempo y el sol ya hicieron lo suyo.
El tiempo los resquebraja.
Solo permanece aquello que apartamos, lo que ponemos muy alto, inalcanzable, detrás, en lugares insólitos de callejones, es la esencia de nosotros mismos que va quedando.
Las malas hierbas.
Me abordan mil sensaciones e imágenes, influencias que no quiero conmigo mientras pinto, que dejo afuera del estudio, que también se quedan en el patio de atrás y que al final siempre consiguen pasar.